No hay que ser un connoisseur de vino para saber como hacer vino ya que esta bebida milenaria es más que un líquido. Es, como diría cualquier persona del marketing contemporáneo, una experiencia. La verdad es que tiene ganado un puesto en nuestra sociedad y es de lo más sugerente enterarse todo sobre sus orígenes y existencia, de su conexión con la tierra y el tiempo. Y, aunque parezca simple, su elaboración es un arte que combina tradición, ciencia y pasión.
Si alguna vez te has preguntado cómo se hace el vino, acompáñanos en este viaje fascinante que comienza con una semilla de uva y termina en una copa de refinado placer.
El viñedo: raíces y cosecha
Desde los viñedos bañados por el sol hasta las bodegas donde el tiempo se detiene, cada paso en el proceso de vinificación contribuye a crear ese elixir que nos deleita en cada sorbo. Comencemos por el principio: el primer eslabón se encuentra en la oscuridad de la tierra, en viñedos repartidos en todos los continentes, donde las vides son cultivadas con paciencia y cuidado.
El clima, el suelo y la variedad de uva son determinantes para el sabor y el cuerpo de la bebida. Algunas regiones ofrecen condiciones únicas, como las frescas colinas de Francia o los soleados valles de Argentina, que imprimen un carácter especial a cada vino.
El momento de la vendimia, o cosecha, es otro de los eslabones que influyen completamente en el resultado: las uvas deben recogerse en su punto exacto de madurez, cuando los niveles de azúcar y acidez están equilibrados. Dependiendo del estilo de vino que se busque, la vendimia puede ser manual, para un control más cuidadoso, o mecánica, si el terreno lo permite, y si se requiere mayor eficiencia.
La transformación del jugo en vino
El siguiente paso es la llegada de las uvas a la bodega. Allí comienza la magia. El primer paso es el prensado o estrujado, que libera el jugo de las uvas (o mosto). Aquí es donde se empiezan a marcar las diferencias: en los vinos blancos, las pieles se separan rápidamente del mosto, mientras que en los vinos tintos se dejan macerar para extraer color y taninos.
El mosto pasa a continuación a la fermentación, el proceso en el que el azúcar se convierte en alcohol gracias a las levaduras. Este paso puede durar días o semanas y se realiza en tanques de acero inoxidable, barricas de madera o incluso en ánforas de barro, dependiendo del estilo que se quiera lograr. Durante la fermentación es cuando se comienza a llamar vino al líquido dentro de los oscuros contenedores. En este punto es que el vino empieza a tomar forma, a desarrollar aromas y sabores únicos.
Añejado y perfección al hacer vino
Una vez fermentado, el vino no está listo todavía; necesita, como todo el mundo, tiempo para madurar y desarrollar su complejidad. En este punto es que entra en juego el envejecimiento: algunos vinos pasan semanas o meses en tanques de acero, mientras que otros envejecen en barricas de roble, donde adquieren sabores amaderados, tostados o incluso especiados.
El tiempo de envejecimiento varía según el tipo de vino; los tintos robustos, como un buen Rioja, pueden pasar años en barrica, mientras que un blanco fresco y joven estará listo para embotellarse rápidamente.
Embotellado del vino: el toque magico final
Cuando el vino alcanza su punto óptimo, llega el momento del embotellado. En esta etapa hay dos tipos de productores: los que filtran el vino y los que no; los unos prefieren la homogeneidad de la textura, los otros apuestan por una experiencia más auténtica y compleja. El corcho, aunque parezca una nimiedad, es un detalle importante: permite que el vino respire lentamente si está destinado a envejecer en botella.
La magia del terruño
Más allá del proceso técnico, como lo hemos visto ya en el proceso de cultivo y cosecha, el vino es un reflejo de su origen. El concepto de “terruño” engloba todos los factores que influyen en el carácter del vino: el clima, el suelo, la altitud y la mano del viticultor.
Es por eso que un Chardonnay de Borgoña nunca sabrá igual que uno de California, aunque se utilice la misma variedad de uva. El terruño es lo que hace del vino algo único e irrepetible, y la razón por la que cada botella es una cápsula del tiempo y del lugar donde nació, una invitación a viajar con los sentidos.
Vivir el proceso de como hacer vino: una experiencia para toda la vida
Si estas líneas te han traído hasta aquí, lo siguiente será seguro dirigirse personalmente a una bodega. Y es que es una experiencia inolvidable presenciar este proceso, vivirlo de cerca. Muchos viñedos en el mundo ofrecen visitas guiadas que te llevan desde los campos de vid hasta las bodegas, explicando cada etapa del proceso.
Podrás caminar entre las filas de viñas, probar el mosto recién prensado y, por supuesto, degustar el vino finalizado. Si es que vives en la ciudad, también puedes reservar una cata de vino espectacular. Nuestra favorita es regalar cata de vinos Madrid, una experiencia incomparable que puedes acompañar con un tapas crawl Madrid con familiares y amigos.