Cuando The ProBoh Show se abrió paso en la franja de 08:30 – 09:30 de Vaughan Radio — territorio que antes dominaba el metódico Richard Vaughan Live — muchos oyentes se prepararon para una sequía de ejercicios gramaticales. En su lugar recibieron algo mucho más salvaje: un huracán de variedades en inglés donde el británico afincado en Madrid Rob Grams dispara titulares científicos surrealistas, polémicas de “Opinión impopular” y juegos de improvisación, todo sin pronunciar ni una sola palabra en español. De la noche a la mañana, la hora más académica de la cadena se volvió la más impredecible y, según se comenta tras los micrófonos, Grams ya “le planta cara a Richard Vaughan” en número de oyentes en directo.
La fama de forajido del programa cristalizó el día en que un oyente lanzó una amenaza de muerte porque Rob se negó a suavizar una opinión candente. La dirección pidió cautela, el propio Richard Vaughan mostró su apoyo y hasta la policía ofreció consejos de seguridad. Grams respondió encogiéndose de hombros: «Si ése es el tipo de gente a la que estoy molestando, probablemente estoy haciendo bien mi trabajo». Lejos de retroceder, redobló la apuesta por el principio que guía el programa: provocar reflexión, no indignación gratuita. O, como suele preguntar: «¿De qué sirve tener una mente si nunca vas a cambiarla?».
Los oyentes han premiado ese atrevimiento. Sintoniza cualquier día laborable y escucharás una hora vertiginosa que rebota de un titular relámpago sobre futbolistas robot a una encuesta en directo sobre si la desnudez pública debería censurarse, pasando por un “100 Humans” que adivina las señales más claras de egocentrismo.
Las visitas regulares — como la pintora Carmen González Castro analizando la censura artística o la bailarina y activista vegana Crystal Silmi defendiendo el veganismo — mantienen la puerta cultural girando. El chat se llena de voces de España, Latinoamérica, Rusia, Australia, EE. UU. y más allá: una clase global que practica inglés mientras debate ética, arte y memes.
Bajo el caos late un pulso constante: el pensamiento crítico. Grams no dice a su audiencia qué creer; les entrega munición en vivo y les reta a examinar el retroceso. Esa disposición a sacudir conciencias explica por qué un presentador amenazado, un profesor adorado y una legión creciente de noctámbulos de todos los husos convergen a las ocho y media para el compañero de trayecto más combustible de España.
¿Te apetece afilar tus sesgos — o hacerlos añicos? Dale al “play” en el último episodio aquí: The ProBoh Show podcast.